Trabaja en el iceberg: el éxito se forja bajo la superficie

¿Sabías que un iceberg tarda miles de años en formarse? Al principio forma parte de un glaciar, para luego desprenderse y flotar por grandes distancias antes de derretirse. Este impactante fenómeno de la naturaleza nos puede servir de inspiración a los emprendedores, ya que le he encontrado mucho parecido al proceso que ocurre antes de que una empresa o proyecto sea notable.
En este artículo te invito a explorar las partes obscuras de ese iceberg, ese 90% de masa helada que soporta al 10% que es lo que la gente ve, pues sobresale de la superficie del mar. Si identificas con claridad estas características del trabajo de un emprendedor, estarás mejor mentalizado al momento de hacerlo.
La soledad, una compañera que pone a prueba tu vocación
La tarea de llevar a cabo una nueva empresa requiere de muchas horas de reflexión, digestión de ideas, redacción de procesos y planeación de recursos. La mayor parte de estas actividades las realizarás por tu cuenta, probablemente en soledad. Lo harás al salir de tu trabajo regular, o los fines de semana, pero lo harás sin el reflector de los demás encima. Serás tú contigo, vislumbrando un futuro que podrá o no ser. El fuego que te ayudará a superar estas horas de oscuridad en las cavernas del emprendimiento es tu propia motivación y vocación por la causa que estás persiguiendo. ¿La necesidad de tener dinero puede ser ese fuego? Sin duda, pero no es la manera más directa de hacer dinero, y generalmente esa necesidad es poco paciente. Me refiero a necesidades como la trascendencia, la innovación, el reconocimiento y la pertenencia. ¡Esas sí que son combustibles duraderos que pueden propulsar un emprendimiento exitoso!
Muy poca guía, cero supervisión
Parte de construir ese gran iceberg implica navegar por aguas desconocidas, sin rumbo aparente, cometiendo errores y descubriendo tu camino. Ser tu propio jefe, significa justo eso: no tener quién te juzgue, te supervise o califique. Es la máxima expresión del karma, ¿no crees?. ¿Querías dejar de responder ante un superior? Pues ahora el juego lo controlas tú, y los resultados son tu responsabilidad también. Si tienes socios, seguramente serán puntos de referencia, pero no serán tus superiores. Todos deberán trabajar con la misma banda sobre los ojos, tratando de cortarse camino a lo largo del trayecto.
El centro del iceberg está hecho de fracasos
Nadie sabe cómo va a reaccionar ante un fracaso hasta que fracasa. Puedes tener una gran preparación mental de por medio, pero no hay simulador que amortigüe lo suficiente el sentimiento de la derrota hasta que sucede en la realidad. No es un deseo de mi parte que vayas a fracasar; es un hecho que todos fracasamos en algún punto del camino. Las experiencias que deriven de ese fracaso, formarán una densa parte de tu iceberg, que te ayudará sustentar tus éxitos, que a la postre sí serán visibles ante el gran público. Y no será solo un fracaso, serán varios, pero lo importante es aprender de ellos e irlos consolidando en tu cimentación.

¿Vale la pena formarse en esta fila de creadores de icebergs?
El trabajo del emprendedor tiene momentos muy luminosos, pero de ellos podrás encontrar mucho contenido en otras partes. La parte obscura es la que determina quién se va y quién se queda. Antes de que te desanimes, me gustaría contarte porqué pienso que el trabajo del iceberg es muy enriquecedor, a pesar de lo duro, lo incierto o lo solitario:
- Desarrollarás una disciplina sin igual. Al ser tú mismo quien juzgue y sufra por tu desempeño, te acostumbras a ser metódico con tus hábitos, tus rutinas y tus metas.
- Serás resiliente y paciente en esta y otras áreas de la vida. Ser emprendedor te acompaña a otros círculos como las relaciones interpersonales y la contemplación de la vida como un camino y no una meta. Aprenderás a asimilar los momentos complejos, las decepciones y las pérdidas como una parte integral de la experiencia.
- La autoconfianza y estima que cargarás a tus hombros será un gran valor para todas las acciones que emprendas. Una vez que comprendas que tú eres capaz de lograr lo que te propones, una gran cantidad de barreras caerán a tus pies. No es falsa modestia, ¡es un gran orgullo levantar tu propio(a) negocio!
Si no has empezado tu emprendimiento, y te genera dudas la complejidad que tendrá la construcción de tu propio iceberg, te propongo una reflexión muy sencilla: ¿Vas en serio con tu idea de negocio? ¿Crees que puedas destinar 700 horas en los próximos seis meses a desarrollar algo que podría no traerte ganancias, aunque que resulte estar equivocado?
Si ya lo has comenzado, o si tienes experiencia emprendiendo, ¿qué nos podrías compartir sobre tu iceberg? ¿Hablarías de algún otro aspecto que implique la construcción de tu empresa en condiciones poco visibles o relucientes?